“El día que le pedí a Papá Dios la oportunidad de ser alguien, yo no le pedí fama ni dinero, sino una oportunidad en la música para que todo el mundo me mirara y yo demostrar que yo puedo (hacer algo con su talento). Y luego apareció Don Omar”, admite desde el parque Luis Muñoz Rivera, en San Juan.
Aunque José Fernando Rivera Morales, su nombre real, difería en la mayoría de los consejos que “el Rey del Reguetón” le daba, como que dejara las juntillas a nivel calle.
“Hubieron muchas cosas que no entendía que él entendía. Sus decisiones no eran mis decisiones. No es lo mismo que te digan que te vas a caer si brincas y uno le diga a la persona que voy a brincar, y te caíste. Uno tiene que vivir para entender”, sostiene el joven de 27 años, natural de Bayamón, cuyas amistades son del barrio y del bajo mundo, lo que, explica, no implica que esté en acciones delictivas
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